Mindset
October 28, 2021

Para ser más creativo, he tenido que aislarme del mundo

Vivimos en un mundo lleno de ruido y de información, estamos hipersaturados de mensajes, correos y notificaciones. Es una realidad innegable de la cual no podemos escapar si no tomamos medidas extremas y radicales.

Recuerdo que a mediados del 2020 cuando comencé con mi proyecto CubaPod, aún tenía mi buzón de Telegram abierto para todos, es decir, mi usuario era @lugodev y estaba público. Cuando el proyecto empezó a tomar relevancia y aceptación, comenzaron a escribirme cientos de personas todos los días, lo mismo para felicitarme, agradecer por mi trabajo o para reportar errores y realizar sugerencias.

El feedback se agradece enormemente, y ese es el lado positivo de tener tantos mensajes todos los días. El lado negativo empezó a tomar notoriedad en cuanto comencé a notar que se me iban horas y horas respondiendo una infinidad de mensajes. Tenía días enteros en que no hacía otra cosa que responder a muchas personas. Algunas incluso se molestaban porque los “dejaba en visto” para responderles luego, y me decían que les estaba ignorando.

Lo que intentaba aplicar es la comunicación asíncrona, una forma de hablar con los demás, que queda diferida en el tiempo y que no se hace en tiempo real, aún y cuando sea en un chat. Esto lo he explicado en mi pódcast y otros espacios, y todavía casi un año después, no logro que las personas que me escriben por otras vías lo comprendan.

Hablemos también de la oleada de tweets: llegó un punto en que eran tantas las notificaciones, que Twitter me activó unos filtros especiales. Hoy día me llegan muy pocas, ya casi no veo cuando alguien comienza a seguirme y muchas veces no veo notificaciones de comentarios. Eso es muy saludable, porque me permite concentrarme mejor en lo que sea que estoy haciendo.

Bueno, regresando al tema principal. Un día me vi en una vorágine de mensajes en Telegram, fueron tantos que tuve que poner un community manager a limpiar mi cuenta, bloquear personas, eliminar conversaciones y cerrar todo. En aquellos tiempos “me fundí”, era demasiado para mí.

De Telegram para el correo

Así fue como decidí en aquellos tiempos dar el primer paso: impedir a las personas escribirme directamente por Telegram. Me quité mi nombre de usuario público, creé un canal con esa URL (para no perderla), configuré las opciones de privacidad para que nadie pudiera llamarme, añadirme a grupos o encontrarme por mi número de Teléfono.

Con esta medida muy bien pensada, se redujo enormemente la cantidad de personas que me contactaban. ¿Por qué? Sencillo, la mayoría no está dispuesta a redactar y enviar un correo, porque hoy día se considera una forma un poco “obsoleta” de comunicación (y no lo es). De esta forma, las personas que me contactaban, tenían que superar esa barrera, y por lo general, venían a hablar de cosas importantes.

También fue necesario crear mecanismos para dar soporte en CubaPod, que no recayeran sobre mí, contratar un community manager, instalar un chat en vivo en el sitio web de la startup y hablar con mi equipo para que me ayudara al respecto.

El correo empezó a crecer

Durante un tiempo me funcionó la experiencia de recibir toda mi comunicación pública por medio del correo electrónico, pero pronto empezaron a aumentar la cantidad de mensajes que me llegaban al día. Sobre todo cuando comencé a publicar videos en YouTube, y más específicamente en una serie sobre cómo crear bots de Telegram, me empezaron a llegar muchos correos a diario.

Mayormente los que me contactaban querían que creara bots de Telegram para ellos, y no es a lo que me dedico, así que leer los correos y responderlos, me representaba una pérdida de tiempo.

Muy pronto tuve que establecer una respuesta automática, para dejarle saber a muchas personas que no iba a responder ciertos mensajes, sobre todo aquellos que me ofrecieran empleo (porque no lo estoy buscando), o me quisieran vender un producto o servicio, entre otros.

Mi respuesta automática

Llegó un momento en que el correo se volvió insostenible también

Pasaron los meses y seguían llegando cientos de correos todos los días. Honestamente, llegó un punto en que no pude más. Para estar creando todas las startups que estoy creando, pensando en los productos, la visión, la contratación, el proceso de desarrollo, entre otros muchos etcéteras, realmente no me quedaba mucho más tiempo. O me dedico a responder correos, o me dedico a crear.

Por eso el título de este artículo, porque para poder mantenerme creativo y productivo, tuve que ir cerrando puertas a las personas, aislarme y concentrarme en lo que estoy haciendo.

Quizás a otros creadores le resulte mucho más fácil manejar ese flujo de mensajes, yo no lo he logrado aún, y por lo que veo, no lo voy a lograr.

Durante meses intenté mantener este flujo de trabajo, compartiendo algunas horas para responder mensajes y otras para crear y producir. Pero me volví improductivo y lento en mi trabajo. Y como siempre me pasa, cuando dejo de ser radical, me suceden las peores crisis en mi vida.

Así que, tuve que tomar una decisión.

El siguiente paso lógico era eliminar el correo electrónico

Hoy hablando con un amigo tomé la decisión, hablamos precísamente de que los correos que me llegaban eran más para resolver problemas de los demás que para aportarme algo a mí.

Ciertamente la mayoría de las personas que me escriben es para pedir algo, lo mismo un servicio que un consejo. Y me encanta tener la posibilidad de ayudar a los demás. Lo que no tengo es el tiempo para hacerlo. O me dedico a crear, o a responder correos; o uno o el otro, no se pueden los dos a la vez (al menos no en mi caso).

Por tanto, el buzón de correo que tenía para hablar con el público, ya no existe, lo acabo de eliminar. Comienzo a sentirme más libre, con menos presión encima. Estoy convencido de que para ayudar a muchas personas, lo que tengo que hacer es primero ayudarme a mí mismo y seguir creando productos y startups útiles para los demás.

En ese camino voy, ahora veré si resulta o no esta nueva estrategia.

Ahora tengo un chat público que he abierto para recibir feedback de mis publicaciones en mi humilde canal de Telegram, pero lo reviso pocas veces al día, y quizás le ponga algún moderador pronto, para que me ayude a mantenerlo como un espacio saludable y libre de ruido.

Ahora, a seguir creando

Ya tomé la decisión que considero correcta, ahora, seguiré enfocándome en crear. Para ser más creativo, he tenido que aislarme del mundo, como el monje que se fue a meditar a las montañas para encontrar la iluminación. Realmente el ruido del mundo se cuela en tu casa si le abres las ventanas.

Haré todo lo posible por mantenerme en la frecuencia correcta, por mi bien y por el de los usuarios que disfrutan mis plataformas.

Veremos qué tal me va. Suscríbete a mi newsletter sobre startups y creatividad.

Publicado originalmente el 2 de marzo del 2021 en Medium.